Las relaciones, al igual que las personas, son dinámicas por ello necesitan de modificaciones constantes tanto por la influencia de los miembros que la forman, como del ambiente (familiares, amigos, trabajo, entorno social, etc.).
La pareja o la familia tienden a establecer unos patrones o pautas de comportamiento que mantienen su equilibrio. Pero, como los cambios son inevitables, a lo largo de su historia tendrán que enfrentarse a momentos en los que sea imprescindible que se modifiquen las estrategias habituales, que se reajuste la relación, para encontrar un nuevo equilibrio más funcional.
Aunque cada relación es diferente, es un universo, y hay múltiples factores que pueden propiciar una crisis, existen algunos momentos clave en el ciclo vital de las parejas y las familias:
- El comienzo de la vida en pareja.
- De la pareja a la familia. La llegada de los hijos.
- El comienzo de la escolaridad de los hijos.
- Los hijos adolescentes.
- La separación o divorcio en la pareja.
- Las familias reestructuradas. Cuando papá o mamá tienen nueva pareja.
- El reencuentro con la pareja. El nido vacío (la independencia de los hijos).
- La familia y uno más. El cuidado de alguna persona mayor.
- La jubilación.
- La pérdida de alguno de los miembros.
Existen relaciones que ante las crisis son capaces de utilizar nuevos recursos que les permitan encontrar un nuevo equilibrio y superar las dificultades. Sin embargo, otras se bloquean y no son capaces de adaptarse a los cambios o intentan mantener viejos hábitos que han dejado de ser eficaces, lo que puede derivar en el empobrecimiento de la relación, aumentando el malestar de los miembros con conflictos, discusiones constantes, falta de comunicación, desilusión, enfado, tristeza, etc.
En estos casos, en los que se produce bloqueo en la relación de pareja o familiar que impide superar la crisis.
La labor entre el profesional y la Pareja o Familia se realiza efectuando una evaluación del estado de la relación, se realiza un diagnóstico, y se asesora a los miembros o propone un tratamiento adaptado a sus necesidades.
El objetivo principal de la terapia es que los miembros de la relación conozcan y utilicen nuevos patrones relacionales y estrategias de solución de conflictos más eficaces, que les faciliten la adaptación a los cambios y les permita recuperar su equilibrio y bienestar.
En la psicoterapia de pareja se trabajan conflictos, entre los más comunes podemos citar:
- Celos
- Infidelidad
- Lucha de poderes en la pareja
- Conflictos por la forma y fin de educar a los hijos
- Problemas de comunicación
- Problemas sexuales.
- Falta de compromiso con la pareja
- Poco Conocimiento mutuo
- Discrepancia de valores o criterios
- Conflictos en el manejo de la economía
- Conflictos en el manejo de las responsabilidades